miércoles, 29 de octubre de 2008

La infiel era informática

"Cinco eventuales parroquianos desde algún punto de la capital de la
Noche Virgen.

Con ustedes, las dos horas más
“no-sabemos-qué”
de la radio nacional on-line."

(Así nos vendemos)

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Como muchos van a saber ahora, este bloJ ha mutado a una versión de radio on-line. Todo ha comenzado el último sábado y fue con el pie del medio (porque sería inexacto decir “con el pie derecho”). Primero tengo que contar que esa noche estuvieron en el extremo del viril micrófono sus blogueros: José Antonio “el melón cosón”, Christian “el dictador sentimental”, Roberto “el anáLquico pisado” y Fabio “el improbable”. El que redacta este post de “Disculpas Públicas” es Reiner “el timidón”, que no asistió a la grabación por un problema de cruce de horarios y que gracias a eso toma distancia de los acontecimientos (sí que debo tener problemas por escribir sobre mí en tercera persona, qué daño).

No queremos pedir disculpas públicas por haber sido tan osados de lanzarnos de narices en la radio on-line (www.limainfinita.com) sino porque, los que escucharon lo saben, hubieron unos problemas técnicos que hicieron de la primera media hora un remolino de confusión (y que tal vez nos costó un poco de audiencia).

Las confusiones empezaron en el programa anterior que nos presentó así: “y ahora, muchachos, los dejo con su programa… … (segundos donde rebusca entre sus papeles) … … ¡Dos Vírgenes!”. Cometió un desliz que adjudicamos a sus embriagadoras dos horas en el aire, volando. No es “Dos Vírgenes”, es, como NO se podría suponer, “Noches Vírgenes: La radio del BloJ”.

Minutos después, nuestro amigo Fabio presentó el programa con su voz a lo “Raúl Vargas en RPP” y lanzó las primeras canciones, previa intervención de Christian con su voz asexuada que a cualquiera le hace pensar que no ha tenido sexo, fuera de puti-clubs del Centro de Lima, en los últimos diez meses. Entonces vinieron cincuenta canciones que paporretearon la noche y anularon nuestras intervenciones, es decir, casi nos deja (o, los deja) con las voces vírgenes. Un oyente avispado habrá pensado, con justa razón, “estos trogloditas no saben hacer radio, ¡bah! mejor me voy a escuchar los consejos de Pochita, la brujita de Radio A” y no los culpamos, los entendemos. Las canciones se sucedían y brotaban sin la menor dirección. Así, teníamos al aire “Claridad” de Toño Rosario; “Kulikitaka sí” de Grupo 5; “La pituca en inglés” del lunarejo Enrique Iglesias; “La Culebrítica” de Menudo y “Si pudiera ser tu Héroe” de Abelardo Gutierrez A. Tongo.

Como si fuera poco, ya alertados del desperfecto técnico, y esto lo digo desde mi picante corazón, algunos minutos fueron abarcados por la “Embajadora de la Belleza Blogueril en la radio on-line” que se hace llamar "Carmendellycius" y tiene un bloJ que me acabé de leer de corrido en tres noches afiebradas. Era obvio que pusieron la grabación de uno de sus programas. A esas alturas de la noche, los integrantes del staff nos caíamos de la risa y nos levantábamos aturdidos, todo era un remolino de los tiempos actuales, una abyecta infidelidad de esta era informática.

Mientras tanto, Carmendelly seguía parloteando al aire (divirtiendo más al publico de lo que nosotros lo haríamos y devolviéndonos la audiencia perdida minutos antes) con su voz sensualona, que nos hace recordar las mejores historias, los mejores roces vírgenes de su ahora cerrado bloJ. ¡Vuelve a escribir, chica!

Pasado el huracán, tal emisora on-line arregló los desperfectos, afinó los sonidos y restableció la calma en los oyentes y en nosotros, que ya estábamos al borde de un ataque de epilepsia, con la poronga en la mano.

En esa hora y media que restaba, sí fuimos nosotros (o, sí fueron ellos). El programa trató de los “Roches Vírgenes” y los cuatro panelistas contaron algunos, suyos y de los oyentes, que todavía quedaban. Descubrimos algunos errores personales que vamos a corregir seguro. La idea para las próximas emisiones en vivo será llevar invitados, gente incomprendida de la noche limeña. ¡Anímate, Tu puedes ser uno de ellos! (sí, aunque suene rutilantemente marquetero).

Si aun caben, y alguno de ustedes fue víctima de la confusión, les pedimos disculpas desde nuestros corazones católicos. Fue algo que escapó de nuestras manitas, pero ya no más. Esas cosas pasan.

Ahora ya saben, cada viernes van a encontrarnos, ahora sí a los cinco, de 8 a 10 de la noche ambientando con nuestras voces desgarbadas el sábado chico. El aludido pie del medio no es tan trágico si lo tomamos deportivamente.

Vídeo secreto: Inmediatamente terminado el huracán pensé en esta canción del yorugua Jorge Drexler: “La infidelidad de la era informática”. No encontré una buena versión en Youtube así que tuve que editarla con mis limitados recursos informáticos. Incluí elementos relacionados con el staff que no desmerecen en un ápice a la canción. ¿No?

La ruta de la radio: Si quieres llegar a la radio dale clic en la imagen de la derecha. Para colaborar con tus intervenciones agreganos a nochesvirgenes@hotmail.com




viernes, 24 de octubre de 2008

Puta pícara.




Javier se despertó esa mañana con la esperanza de follarse a una puta, pero no cualquier puta, él quería como diría Fernando Ampuero: “Una puta linda”


La mañana del viernes anterior, un grupo de amigos habían quedado en salir en Pro de la aventura. No tenían idea de lo que pasaría en la noche. Omar y Pablo habían quedado con otra blogger (Delia) en celebrar el aniversario de su blog (el de ella). Así que decidieron, sin el consentimiento de Javier, que sería una salida en grupo. Todos los bloggers tenían que asistir bajo pena de multa. A Javier no le quedó de otra, así que le pasó el dato a Sebas – el blogger más reciente- y se aventuraron en búsqueda de cualquier cosa y de cambiar sus libidinosos planes.

Se reunieron en la casa más visitada por todos. La casa de Sebas siempre ha sido un buen lugar para pasar el rato. Queda cerca, nadie jode, nadie pregunta estupideces y la sala es realmente cómoda para cualquier evento improvisado.
Javier llegó a la casa con cierta desconfianza con respecto al día. Algo le incomodaba, pensaba que algo saldría mal. Era una especie de karma en el que, cada vez que siente esa desazón pasa algo inesperado. Por más que piense en toda posibilidad pasa lo que menos de imaginó.
-Habla tío.- Sebas saludando con cierta cortesía.
-Habla.- Javier ya temía que algo malo pase. Aún no sabía que era.
-¿Pasa algo?
-Aún no.
-¿Cómo?- No tenía idea a que se refería Javier. Pero después le dejó de importar.

Esperaron la llegada del chofer del grupo, y aunque suene mal, Omar es el único que sabe manejar. Y por ende el único que tiene carro. Los demás son solo unos simples transeúntes. Pero se aprovechan de la situación para abaratar los costos y el posible secuestro por parte de un taxista (de los que describe Ampuero en su último libro). Sin embargo llegó el primer mal augurio del día. Omar llegó sin carro. Javier supuso que era la primera del día, mientras Sebas - como siempre tan positivo- afirmó que era por algún motivo.
-¡Puta madre! Sabía que algo así pasaría.
-No seas pesimista. Por algo será. Así podemos tomar como queramos.- A Javier le sonó un poco cristiana y parroquiana la última afirmación. ¿Cosa de destino? Es esperar que las cosas se solucionen solas. Y ese no era su estilo. Aunque es muy flojo, ocioso y dejado. No le da motivos divinos a los eventos humanos. En realidad a ningún evento.

Recogieron al buen Pablo. Enfatizo “Buen Pablo” porque es un tipo realmente bueno en todo el sentido de la palabra. Buen amigo, buen novio, y no es un puto como Javier.

Ya de noche vagabundearon por Miraflores. No tenían idea de que la noche aún era joven y caminaron como si no tuviesen algún final. Pero el buen humor del grupo cambió cuando Delia (una blogger, amiga y lectora) los plantó a su tan ansiada cita.

Es por esto que ambos (Omar y Pablo) decidieron escribir una pequeña carta a dicho personaje:

Este bloj está comprometido con la verdad, que puede aparecer sesgada ya que los redactoretes se dejan influenciar por la ira y la frustración que en un primer momento nos parecía reservar la noche miraflorina, como ocurrió el último octubre diez del corriente. Esa molestia se desencadenó a raíz del encuentro frustrado con la Miss Universo de los bloJs, nuestra querida lectora Delia, que había prometido regalos en el Cubata, pequeño bar cerca a Larco, pero nunca llegó. Con las miradas vacías y el corazón ennegrecido de la cólera solo atinamos a garabatear en un papel el siguiente mensaje para ti. Advertimos que la seguimos amando después de todo lo que (no) nos ha hecho.

Estimada Deli, Acudimos, como lo pediste, a este centro de la buena juerga y de mujeres bonitas (lo decimos por la señorita dueña del Cubata que nos atendió amorosamente desde que nos vio parados en la entrada con frío esperándote). Lástima que no te encontramos, ni a ti, ni a tu sonrisa. Solo había polillas en los asientos vacíos. Nos dimos una vuelta por el malecón y volvimos pero tampoco llegabas, ni tu ni los regalos. Teníamos planeado ensayar una canción, aprovechando que uno de nosotros es barítono pero no llego su inspiración, como repito, no llegaste tú. Comprendemos que seguro tuviste un contratiempo y nos dejaste con las ganas de conocerte. Te dejamos esta carta para que sepas de nuestro paso por este bar Cubata y salúdame a la camarera que my rica está.

Siempre tuyos, Sebas, Javier, Omar y Pablo.

Javier intuía que algo así pasaría. Sabía que iba a ser taimado por el destino. Sabía que si existe un Dios, este no lo quiere; tal vez porque no le hace caso. Sin embargo el ánimo grupal no decayó. Javier es muy pesimista, pero los demás nivelan el nivel. Así que luego de dejar la encomienda se preguntaron que hacer, o que no hacer.

-¿Vaom a luca?- Pregunto Sebas.
-¿luca?- era obvio que el espíritu angelical de Omar evitaba que este sepa de estos antros.
-¿No sabes que es “a luca”? Es una especia de night club barato, lleno de putas que bailan y se menean en una barra. La entrada esta una luca, por eso el nombre.- era obvio que Javier ya había pisado el lugar, pero al parecer no quería regresar.
-Hm. Vaom pe’.- Omar y su forma peculiar de manejar al grupo. Si él decide algo se hace. A menos que Javier “el anarquista” se oponga. Pero la dictadura que emplea el buen Omar no suele ser puesta en tela de juicio.
-OK.
-Ya.
-Hm. No hay de otra ¿no?- Javier tenia que oponerse.
-No.
-OK. -Y dejó que el grupo elija.

El grupo se preguntó también como irían y a donde. Y debido a que el único que conocía más o menos uno era Javier decidieron ir por Tacna.
-¡Todo Tacna, Wilson, Colmena!- un cobrador gritando avispó al grupo.
-¿Vaom?- pregunta Javier
-¡Vaom!- en ísono el grupo. Y se animaron a subir al Arequipa - todo Tacna. Y se arrimaron al fondo que, “siempre hay sitio”, rumbo a un puticlub del Centro de Lima. Ya dentro del carro y bien al fondo, el grupo se animó a hacer bullicio y a reír como se puede.

-Lo que sí sería muy rochoso es que un día sueñes con que has estado agarrándote a un pata y te despiertas… ¿Qué harías? - siembra la duda Sebas
-Yo voy y me baño en ruda- sin titubear Omar.
-Ala yo me cepillo cien veces -la cierra Javier.
-A ver qué harían si descubren que, luego de soñar con ese chico, despiertan y se dan cuenta que están mojaditos allí abajo - Empeora el tema de forma traviesa Pablo.
-Jajaja –risas generales para confirmar que aquel escenario les gustaba.
-¿Tú qué harías, Pablo?
-¿Él? lo primero que hace es llamarlo y contarle el sueño al chico –se adelanta Omar.
-Jajaja –ahora las risas se extendieron hasta el cobrador del micro de adelante.
-No, yo normal. Me pondría a pensar porque fue que soñé con él –lo dijo con tono de filosofó.
-¡Bah!- Javier sabía que era muy falsa su afirmación. Tal vez el hubiese hecho otra cosa.
-Oe y fuera de bromas ¿Con quién del grupo han tenido revolcón onírico? O sea con quién pasó en serio–pregunta Javier. Dudoso de posibles respuestas. Él ya tenía una.
-¿Tú? –retruca Sebas.
-Pues con Alejandra –responde sin pensarlo.
-Yo sí tuve con Adrianita un masajeo bravo –confiesa otro.
-A mí me pasó con Jessyjoy (apodo cariñoso de Jessy, una chica que está fuerte).- con astucia Omar -¿Y tú?- A Pablo
-El mío fue hace dos días. Como nos habían dado la Visa… soñé con Samantha, como nunca ah.
-OH!... si siempre te pasa eso.- Todos asumían que Pablo soñaba en secreto con ella, pero jamás lo aceptará.
-No no, en serio. Fue algo rápido. Estábamos en Carolina y recuerdo que ella se acercaba con los ojos cerrados y poniendo su boca como pescadito. Apenas nos pegamos me desperté sobreexcitado. En serio, muchachos, no me miren así.- alegó.

Bajaron en algún punto de la avenida Tacna y entraron al primer night club que les ofrecieron los “jaladores” con la promesa de encontrar “mujeres vírgenes” ahí adentro.
-¡Pasen, pasen! seis mujeres blanquitas y vírgenes todas.- el grupo no hizo más que reírse y entrar. Aunque no se comieron el rollo de vírgenes, el tipo les había caído bien y su insistencia fue acosadora.
-¿Pasen! No se queden afuera calentones. Adentro hay de todo.- se miraron con cara de “¡bueno! Un rato no hace daño” y aceptaron la tan eufórica invitación.

El lugar emanaba un olor fétido. Era una combinación de sexo y falta de baño. La pestilencia era tal que los cigarros terminaron siendo una especie de “Glade”. Javier los animó a sentarse en una mesa, pues los que estaban parados o eran mirones pajeros o novatos. Esto él lo había aprendido de su hermano. El grupo acepto la oferta y se digno en comprar un par de cervezas bien heladas.
-Pronto saldrán. Pero no esperen mucho, guapas son pocas.- Afirma Javier desanimado.

Las chicas que se presentaron no tenían muchos conocimientos en dominar la barra y era más la cachondez que venía del público, que las habilidades de esas mujeres. De pronto, una de las odaliscas sempiternas del local, empezó a coquetear con el muy puto de Javier, le fijó la mirada en el bulto, como quien le clava los colmillos y éste quedó prendado. Era muy guapa, y seguramente una de las más caras, puesto que el nivel del local no daba para mucho. Javier quedo medio hipnotizado ante las mañas de la mujer. Y el grupo tan servicial y cómplice de pendejadas. Javier no tenía mucho, y no quería gastar todo. Se amilanó ante la noticia de Sebas.
-Cincuenta lucas. Una hora. Y si, está buena.
-¿Cincuenta? No la hago. Total no estoy muy animado.
Pero ante la cara que inspiraba compasión de Javier, el grupo decidió apoyar económicamente al sexualmente más entusiasta del grupo. Y decidieron que Javier se merecía ese polvo.
-OK. Anda.- Lo anima Sebas.
-Llámala. Me amilané. No creo que pueda llamarla solo. Hazlo por mí.- Javier se había cabreado.
-OK. OK. Yo voy.- El buen Sebas se puso las pilas.

-¿Es él?
-Javier con la cabeza afirmó.
-Vamos papi. No seas tímido.- Y se internaron en una selva de olor a sexo y curvas móviles. En el camino un par de tipos animaban a Javier, el cual estaba un poco nervioso. Como si fuese a matar a alguien, tal vez en sentido figurado sea cierto.
-¡Provecho con el Champagne!- Gritaban animándolo a aventurarse a su aventura amatoria. Pero ¿Por qué champagne? ¿Por qué ese apodo tan peculiar? Javier no sabía que iba a ser taimado por las mañas de seducción de la muy guapa Sharon. Aún no sabía que la maldad del destino recién comenzaba.

Lo sentaron en unos cómodos muebles color negro, y tan sólo los tapaba de las otras parejas un velo rojo que colgaba del techo. Se sentaron uno más nervioso que el otro. Y al rato llegó un joven abriendo un champagne con dos copas. Javier al fin entendió el por qué del apodo. Y se aventuro a conversar y seducir a su pareja momentánea.

Al rato después de dos copas él se daba cuenta que el partido adentro no se trataba como pasaba comúnmente de que la mujer, la profesional haga las cosas con rapidez y sin amor. Que le frote todo lo que podría frotarle y que lo deje al punto de haber sentido el polvo más rápido de su vida, mientras él debía hacer que la cosa dure lo necesario. Se dio cuenta que era todo lo contrario. Que mientras ella trataba de emborracharlo con el champagne “Queirolo” recién traído, él debía hacer que ella seda en su profesionalismo y haga lo posible para complacerla y también debía de hacer durar el único trago que tenía esa noche. Pero era un poco tarde, de saber que el juego consistía en eso desde un comienzo no se hubiese arriesgado. Pero sin embargo no se dejó taimar con facilidad, e hizo la lucha. Logró conocer las partes más tocadas del cuerpo de la mujer, logró ser tocado por las partes más sensibles de su cuerpo, sin embargo no logró su cometido. Entendió que para su tan ansiado polvo era necesaria otra costosa botella de champagne y no podía darse el lujo de quedar en banca rota.

Indignado y relativamente apremiado, Javier se resignó a regresar con sus cómplices de aventura. Incómodo y furioso no le quedó de otra que llamar a la retirada y salir del local tristes (algunos), curiosos (otros) y molesto (Javier). Todos se preguntaron que pasó, y a Javier no le molesto contarlo. Todos se burlaron, incluso algunos lo divulgaron. Sin embargo la corona del taimado no se la lleva Javier. Puesto que como se enterarán después, algunos, terminarán peor…

miércoles, 22 de octubre de 2008

Capoeristas entre Plumas y Lentejuelas

“Cierra la boca que se te va a caer la baba inbecil”
Marino dirigiéndose a Stevens, semental arrecho y sediento de sexo


Había llegado el día martes, día en que yo y mi grupo de capoeira teníamos una exhibición en un desfile de modas. Esta idea me intrigaba y me emocionaba, ya que nunca había estado presente en uno, ni menos haber participado en él. Bueno pues eran ya las 7 de la noche, todo el día me la había pasado leyendo un puto curso de la universidad, pero en fin tenia que hacerlo. Debía de estar en casa de mi pata a las 7 para ir todos a la mencionada y extravagante exhibición, pero se me había hecho tarde y el tráfico es una mierda a esa hora, sin embargo, el trayecto no me pareció estresante, puesto que me entretuve leyendo un libro que me presto mi querido amigo y posteador de este blog, Roberto, titulado “Puta Linda”.

Ya estábamos en la Chama llegando al parque Kennedy, la exhibición estaba fijada en un pub llamado Sabor Peruano en las famosas y abarrotadas calles de las pizzas. Llegamos pues los 10 capoeristas, con ganas de infiltrarnos en ese mundo de plumas y lentejuelas, eran ya las 9:30 estábamos aun en la puerta del local miraflorino cuando el hambre nocturno y las ganas incontenibles de miccionar no se hicieron esperar en mí y en dos compañeros más, Marino y Stevens. Así que guiados por estas contundentes ganas de secretar el acuoso líquido llegamos a los baños ubicados en el centro del parque.

Una vez ya dentro del antro pude observar muchas caras de extrañeza casi como tratando de explicarse porque ingresaban 10 individuos vestidos de una manera no adecuada para la ocasión y con mochilas. En fin nos llego altamente e igual entramos triunfantemente, puesto que también éramos parte del staff del dichosito desfile. Subimos al segundo piso del pub para poder cambiarnos y esperar hasta el momento de nuestra salida a escenas, en ese momento yo y mis compañeros pensamos que estábamos alucinando o que el humo del cigarro que infectaba el local a manera de neblina engañaba nuestro sentido visual. Nos encontrábamos rodeados de un sin fin de modelos y unos 3 maricas encargados de peinarlas tomarles fotos y cambiarlas, que buen trabajo pensé por un momento. Estábamos completamente impactados, pero a pesar de ello tratamos de hacernos los indiferentes y guardar la compostura, que luego perderíamos por razones que más adelante explicaré.

Ya habíamos terminado de cambiarnos cuando empezaron a pasar las modelos frente nosotros para la sesión de fotos, en ese preciso momento todos los mañosotes de mis compañeros incluyéndome nos ubicamos en lugares estratégicos para así tener un mejor panorama de las poses de las modelos, algunas atrevidas, infantiles, sexys y algunas estúpidas. El vaivén de las caminatas de estas cinceladas mujeres eran como un postre para nuestras vistas, que no eran nada solapas y que al parecer desnudaban cuerpo que se le cruzase por delante. Sin embargo, intentamos guardar la compostura, situación que en realidad muchos no adoptaron y continuaron con sus miradas de pajero que gusta de ir a locales nocturnos de luca. Las modelos en su devenir, subían y bajaban las escaleras con una velocidad implacable para poder hacer el trueque de vestuario. Había una señora que las apresuraba:
__ Apúrense chicas solo tiene un minuto para cambiarse rápido rápido no hay tiempo ya me están apurando a mi también…carajo rápido un minuto.

Al parecer y afortunadamente para nosotros, fue a causa de esta insistente presión que las modelos no terminaban de subir las escaleras y ya se empezaban a despojar de sus prendas, calateo que por supuesto no pudo pasar desapercibido en nosotros. Las mujerzuelas se cambiaban sin ningún pudor delante de nuestros ojos y eso nos entretuvo casi toda la noche. La señora también las aleccionaba:

__ Vamos ya chicas caminen derechas con la cabeza en alto solo den un giro y vuelvan a caminar no se tropiecen sino todo esto se va al carajo.

Las hormonas ya se habían calmado, al parecer ya nos estábamos aclimatando o quizás comprendiendo de manera más lucida la situación en la que nos encontrábamos, así que procedimos a estirar y calentar antes de nuestra aparición en la pista de baile. Algunos se inclinaban “no solo para estirar”, otros solo se dedicaban a seguir mirando pierna y teta que se le cruzase, otros solo a huevear y hablar de cojudeces y chistes baratos y otros trataban de mostrar sus atributos personales, era el caso de Stevens. En son de broma se recogía el polo para que según él puedan ver sus abdominales, que a mi parecer estaban un poco deformes y desalineados. Ya nos habían dado la señal para salir al ruedo, todos en fila ya sabíamos nuestra rutina, explicada y construida “minuciosamente” en unos cuantos segundos por nuestro Monitor Fominha. Así pues listos, comenzamos a bajar las escaleras, por las cuales también habían pasado y tropezado las señoritas modelos desnudándose sin ningún pudor, al puro estilo de las vedettuchas lorhcas. Empezó el espectáculo, patadas ivan patadas venían, mortales acrobacias todo se mezclaba en un solo momento y lugar, las personas avizoraban con gran sorpresa y esfervencia, invocadas por los gritos, cánticos y palmas del concurrido público. Yo estaba muy concentrado en mi que hacer capoeristico pero en un momento mi mirada se debió hacia el balcón donde se encontraban las modelos, que miraban la faena de una manera sorpresiva como si nunca hubieran visto algo parecido algunas con cara de desconcierto y otras de deseo, como si estuvieran ansiosas de llevarse a uno de nosotros a la cama. Cuando volví a enfocarme en la presentación esta ya estaba por concluir.

Volvimos pues a pisar esas gradas infames, que esa noche sin censura vieron pasar hilos dentales, minifaldas y hasta una que otra teta descubierta de manera casual. Una vez arriba me senté en uno de los sillones a pensar en los próximos movimientos que soltaría en la siguiente salida, porque esa noche nos toco dobletear. De pronto, casi de una manera inesperada, vi como un grupo de mis compañeros revoloteaban el bulto de maletas que se encontraba en un rincón de la sala, cual pirañas en pleno robo en el centro de Lima. Me acerque a indagar en lo que ocurría.

__ Uta won le han robado el cel a Naomi, se lo han sacado de su mochila. Era Marino que seguía rebuscando entre las maletas aledañas.

Me acerque a Naomi,, capoerista también, ella estaba abrazada de Stevens, protector de las indefensas, ella estaba muy afligida por el hurto hacia su persona y fue tal vez su rostro o su mirada la que me detuvo en preguntarle sobre la situación, solo me dedique también a rebuscar si es que no se había caído por algún lado.

__ Nada ..ya esta apagado .. de hecho que se lo ha tirado algún pendejo. Era Pepex que intentaba llamar desde su celular.
__ Antes de salir a la presentación yo vi a un chico con gorra sentado acá y que se dio cuenta cuando yo guarde mi celular en mi mochila. Naomi profesaba en un intento de descubrir quien se había llevado su celular.

Fue entonces que todo el grupo empezó en la búsqueda del dichoso sujeto con gorra, hasta que pude verlo sentado en una de las sillas. Naomi nos aseguro que ese era el tipo del que ella habló. No dudamos en llamar a seguridad que acudió a nuestro llamado de manera tardía, me hizo recordar mucho a las llegadas del chapulín colorado. El personal de seguridad intervino e interrogo de una manera a mi parecer muy lánguida y pasiva al sujeto no identificado. Este último argumentó no haberse robado nada y que había venido con su madre, que era una del staff de las modelos. Ya nos habíamos resignado del robo sin ninguna pista y sin ningún rastro alguno del ratero.

Me senté en una de las sillas cercanas a las modelos para poder apreciar con mas detenimiento sus cuerpos, al lado mío se encontraba también Marino, situación que conminaba a discutir que modelito estaba mejor o que piernas nos gustaban mas. Al parecer el olfato de Stevens, cual perro doberman, lo condujo hacia nosotros, creo que había notado de nuestras intenciones o tal vez solo quería sentirse acompañado. Fue así que se unió a la orgásmica conversación y admiración de particularidades anatómicas. Era un tremendo trasero, una de las chicas vestía una minifalda tejida al parecer, que pronunciaba su peculiar y característico derrier, no podíamos dejar de mirarlo con unas ganas locas de morderlo o al menos por un pequeño lapso poder tenerlo cerca rozando nuestra piel

__ Cierra la boca que se te va a caer la baba inbecil. Marino acercando su mano hacia la boca de Stevens para cerrársela.

Esto pudo observarlo la chica del opulento trasero, poniendo en situación embarazosa a mi querido amigo que no le quedo mas remedio que voltear la mirada y ponerse rojo acompañado de las risas respectivas. Ya nos disponíamos a salir otra vez a escenas con la imagen de ese enorme trasero me dispuse a bajar por cuarta vez las escaleras, pensando e imaginando en la fortuna de su infeliz enamorado.
Habíamos ya cumplido con nuestra labor, y todos estábamos dispuestos a dejar el recinto, pero yo no me podía ir sin antes dar un último vistazo a ese trasero que aun no he podido sacar de las morbosas memorias que guardo celosamente en mi cabeza. Pasó de manera fugaz el trasero, al parecer ya sabia que esa noche su derrier había sido victima de innumerables ojeadas clandestinas, envueltas en unas ganas perversas de morderlo. Y fue así que descendimos diciéndole adiós a esas nalgas y despidiéndolas con unas infinitas y encarnadas miradas que pudimos ejecutar ese día a tanta carne descubierta.

martes, 14 de octubre de 2008

Te voy a tapar la luz

“Mientras tú sufres por uno yo me divierto con varios”
(Manuscrito anónimo de una combi limeña)

La violaron a los doce años en su dormitorio. Había estado sola porque sus viejos habían salido.

A la mañana siguiente, en el desayuno, no les dijo nada a sus padres que, despreocupados, ni les pasaba por la cabeza que estaban compartiendo migas con el canalla.

Le confesó a Julián, sin mucha pena, que no le guardaba rencor alguno a su tío por haber abusado de ella.

Es más, le dijo que lo sintió rico, que le gustó. Julián pensó que la mujer que tenía debajo sí que era puta de nacimiento. Por eso la trataría con más cariño.

Julián la sentó en él con poca maña. Le dolía la cama que era dura, pero adecuada para esos embates de pasión pura y mercenaria.

Quiso besarle los senos, hundirse en ellos, pero un jugo lácteo brotó de su pecho y no continuó sin antes escupirlo a la sábana de flores.

Era madre hace un mes y sus gemidos eran mentirosos pero maternalmente justificados (llevar alimentos a su hijo), para convencer a Julián de que vuelva, con la promesa de que la pasarían bien si le pagaba esos 25 soles nuevamente.

No terminó el colegio porque tuvo que trabajar desde muy chica en trabajos algo decentes y otros no tanto donde alquilaba su metro cincuenta y siete de veinte años al urgente parroquiano de turno.

Nunca supo lo que era ser virgen porque dejó de serlo a los doce. Conoció esa palabra, y todo lo que con ella venía, después de esa edad tanto así que no le dio tiempo de extrañar esa etapa “rosa” por los apuros en los que la vida, impenitente, la colocaba.

Tampoco sabía lo que era “eyacular” porque no entendió cuando Julián, en su afán estúpido de soltar frases ilustradas y llevado por el miedo de la castidad, que ahora dejaba en ese lecho, le dijo: no se romperá ¿no? mira que no te quiero eyacular ahí adentro.

Julián era el séptimo del día. Y, haciendo los cálculos, el número 210 de los últimos treinta días, con sus respectivas noches.

Estaban en el noveno piso de un añejo edificio del centro de lima que antes había sido usado como centro de la cultura en los años de la República Aristocrática.

No dudó en pedirle a su dulce chica, al menos para esos treinta minutos, que se sentara en la ventana porque lo excitaba que todo el mundo los viera. Ella, tan suicida como Julián, aceptó.

Pero ya no estuvo de acuerdo cuando él le pidió por atrás. En realidad, no se lo dijo directamente, solo bastó con decirle la tarifa. Costaba Sesenta soles pasear por su zanjón que tenía más kilometraje que las carreteras de Estados Unidos todas juntas. Sesenta soles era más de lo que, entregándose a los juegos del Mercado, ella valía entera.

Obviamente no tenía marido ni conocía al padre de su hijo. Cosas de la chamba. Sus enamorados siempre la habían maltratado. Era de rasgos orientales y le gustaba ver los Simpson.

Compartía el departamento con una colega que podía ser su mamá, pero que se conservaba, que era regia. Las dos eran regias putas. Compraban cortas vestimentas pacharacas de brillantes a un viejo raquítico y se sentían regias probándoselas en frente del viejo. Con solo mirarlo, Julián ya conocía el destino de ese viejo, que era envidiable. Un día moriría de un paro fulminante por mirar completamente desnuda a una de las Damas del Sexo a las que les vendía sus ropitas seguramente ilegales. Y a su funeral irían puras putas.

Y qué honor ser llorado y recordado solamente por putas, pensaba Julián. Qué gracia del Señor tan grande sería ser velado entre putas en un país que era mal gobernado por los hijos de estas.

Julián se movía cada vez con menos fuerza. Llevaban veinticinco minutos consumidos. Consumiéndola. Ella tenía un reloj en su muñeca –la única prenda que no se quitó–. Ella, boca arriba, llevó su brazo al rostro y le anunció “faltan cinco”. Le repasó el iris con el reflejo del vidrio de su reloj cuando volvió el brazo.

Julián, con sus últimas energías, se enervó muy por encima de la putita. Le tapó la luz artificial del foco ahorrador de ese dormitorio; sin luz no hay buen amor. Ella podía estar engañándolo con sus gemidos, pero Julián sabía que todo lo que había pasado en la vida de la puta no era peor que tirar con él, ella era más digna que el cobarde que ahora terminaba sin manchar el condón, el chico sin amor.


Conmigo ya será hasta el otro mes. Espero verlos a todos en el concierto del gran Andrelo Calamaro. Aquí les dejo una de sus milongas.

martes, 7 de octubre de 2008

Puto pudor



“No podía evitar la tentación mientras su brazo jalaba suavemente mi cuello. Sólo deje que todo fluya. Y de pronto nuestras mentes olvidaron donde estábamos.”

Salí de clases con un humor de mierda, ya que el sol estaba más intenso que cualquier día y las clases estuvieron mas aburridas que de costumbre. De pronto sólo tenía ganas de ir a mi casa y dormir, incluso el sms de mi novia (la de entonces) empeoró el día.
“Hace más de una semana que no das señal de vida. ¿Donde estas? Quiero verte, pero parece que tu no. ¿Pasa algo? Llámame.

Decidí que lo mejor que podía hacer era no llamarla. En ese momento la hubiese destruido de la mejor forma que sé hacerlo. Sin embargo sus mensajes me reventaban el celular, lo peor de todo era que sus argumentos seguían siendo lo mismo. Así que decidí apagar el celular y llamar a Fabio, él siempre sabe como solucionar estas cosas: “Un par de chelas y mujeres guapas son la solución a todo” suele decirme.

Nos encontramos en las bancas al frente de letras, y rodeaban las 4:30pm. Era una buena hora para un par de chelas “matutinas”. Hizo un par de llamadas y consiguió, felizmente, un par de amigas que estaban tomando en un hueco de la Cato. Él estaba muy contento, a que una de ellas era una amiga que no había visto hace mucho. Por mi parte sólo quería disipar mi mal humor y vivir un poco más tranquilo. Supuse que la idea era buena ya que ir a discotequear más tarde no lo hubiese sido, ya que no tenía ánimos de baila; las discotecas siempre han empeorado mi mal humor.

Entramos al lugar pactado, pero parecía vacío. La música, acorde con el lugar, era medio ochentera; música que escucho con frecuencia últimamente. Cuando nos acercamos a la mesa en la que decían estar las damas, nos dimos con la sorpresa que sólo estaba la prima (ya que Fabio no la conocía), así que supusimos que su amiga de años estaba en el baño. Esperamos a que salga antes de aproximarnos. Y fue entonces donde aproveche en explicarle que tenía que recoger dinero de Western para poder celebrar con tranquilidad.
-Ya después lo sacaremos.- él estaba pensando solamente en que será de la vida de Cecilia (su amiga).

Se saludaron con emoción, parecía que no se habían visto años y que se extrañaban mucho. Yo me limité a saludar a ambas (Cecilia y Fernanda) con un sereno gesto de cortesía, apenas sonriendo. Ambas eran guapas, pero de lejos diferentes. Cecilia era una chica muy “Metal”, le fascinaba ese tipo de música y se la pasó hablando del tema. Mientras Fernanda era muy diferente, tal vez una chica promedio; pero de esas que están obsesionadas por su celular y que tienen esa forma particular de hablar con la muletilla que tanto odio: ¿manyas?

Pesé a la lejana diferencia de los cuatro, la química grupal comenzó a surgir. Hablábamos de todo un poco, con las pausas de las llamadas de Fernanda, la fanática del celular, al parecer no podía evitar usar el Nextel (que por cierto eran dos). Los tragos iban y venían, aunque lo segundo parecía tener mayor frecuencia. El momento era relajante. Había olvidado los problemas pasados, y el alcohol calmaba mi mal humor por completo.

Después de un buen rato me informaron de la posible visita de dos amigos más; pensé “genial dos desconocidos más”. Sin embargo mis sospechas eran erróneas, llegó Lucas (un amigo de la universidad) con su aparente pareja, amiga, o como quieran llamarla, Betty. La nueva compañía unió un poco al grupo, y aunque no tenía ánimos de socializar, terminé haciendo lo que menos esperaba.

Fabio como siempre pensó que tomar por tomar y charlar aburriría la velada. Todos admitimos que tenía razón, así que pensamos en tomar jugando esas cosas que se hacen cuando uno quiere que el trago se consuma rápido. “Yo nunca” fue el juego que escogimos, tuvimos que explicar el juego un poco, pero aprendieron con facilidad. A algunos le falto creatividad, y los temas rojos fueron los de mayor demanda.
-yo nunca he tirado en la avenida.
-yo nunca tuve algo con algún profesor.
-yo nunca he tenido un trío.
-yo nunca he tirado en un carro.
-yo nunca he tirado en más de cinco cuartos de una casa a la vez.
-yo nunca he tirado en la casa de Fabio.- este último termino siendo el más irónico de todos.

De repente el alcohol se les subió a la cabeza a algunos (algunas para ser más específico) y el grupo se empezó a sectorizar por cuestiones morales. El “enfermonometro” apuntó a que Fabio era el rey de los enfermos y, que aparentemente Fernanda la menos enferma, ya que aunque tomaba mucho, no cometió ninguno de esos actos pecaminosos que tanto solían escandalizarla.

Las risas no paraban en la mesa; tanto así que Fernanda se paró en la silla a declarar un supuesto amorío entre Lucas y yo.
-¡Atención todos!- con voz de ebria.- Quiero brindar por mis amigos que son pareja. ¡Salud!- y todo el bar brindo por ella, no sé si por pena o por que también estaban ebrios. La situación pasó de vergonzosa a jocosa porque de pronto todo el mundo declaraba sus supuestos amores, de todo tipo: tríos, parejas, platónicos, gileos, etc.

Mientras seguíamos conversando y riendo, empecé a sentir una mano picara acariciando mi mano y luego mi pierna. Pensé que el trago se le había subido a la cabeza, pero luego entendí las intenciones, las cuales no fueron rechazadas. Fernanda había perdido el pudor, y yo jamás lo tuve. No me importaron las advertencias de Fabio. Su mirada parecía a la de “¡Huevón! ¡Tienes novia!” No era una cara molesta, reprochándome algo, parecía más bien una de complicidad en las perradas que parecía que cometería.

Salimos a la casa de Fabio, mientras parecía que yo iba a la caza de algún objetivo poco decente. No me intimidaron las caras de censura de los demás, yo sólo vivía de lo que quería y de lo que pretendía hacer; aunque siempre con el consentimiento de mi fiel compañero.
-Tengo que cambiar más dinero si pretenden ir a otro lado.
-No te preocupes. Ahí vemos. Sigue tu nomás.- internamente agradecí sus palabras que malvadamente atentarían en contra de mi supuesta relación sentimental (que de sentimientos tubo muy poco).

Ya en el lugar, dejamos a Betty con sus padres; los cuales estaban preocupados por la integridad de su hija. Supuse que pensaba que éramos un grupo de degenerados, aunque para ellos Fabio era de confiar. Entramos a su casa (la de Fabio) y Cecilia tenía que cargar su celular, el cual había muerto hace un par de horas. Mientras Fabio y Lucas estaban con una sed tremenda. La sala se convirtió en un lugar tremendamente íntimo. O al menos eso parecía. Las luces apagadas, la calma del lugar, y el mueble cómodo fueron los causantes de los primeros besos y caricias. Pese a los intentos de interrupción de nuestros acompañantes, no paramos en ningún momento. Sentí que sus manos jalaban mi cuello cada ve más y más a ella, mientras mis manos bordeaban su pierna de manera inescrupulosa. No quise pensar ni en el antes ni el después, me limite a mostrarle mis dotes de amante sin censura alguna. Sin embargo no quisimos, ni mucho menos pudimos, pasar a mayores. La interrupción del acto era inevitable, y esto lo sabíamos. Así que nos dirigimos a nuestra siguiente parada, Cripto. Era un lugar totalmente desconocido para mí, hasta entonces.

En el Taxi el chofer tuvo que aguantar todos los gritos y chillos de Fernanda. Estaba loca, no se mesuraba en sus comentarios y repitió más de 50 veces “¡Fabio es un enfermo!”. Al menos recordó su nombre, yo no podía dar fe de lo mismo. El lugar era el indicado para personas como Fabio, Lucas y Cecilia, los cuales aman la música metal. No me sentía en ambiente, aunque una que otra canción la había escuchado por influencia del primero de estos. La conversación y los tragos nos rodearon hasta más de las tres de la mañana. Fue entonces donde pretendíamos ir a descansar. Fernanda estaba más sobria, supuse que no pasaría nada más y que sólo me había aprovechado de su estado etílico. Supuse.

De vuelta en casa de Fabio, y después de que este recibió una puteada por parte de su señora madre, nos echamos a descansar en los mismos muebles cómodos donde había seducido a mi desconocida nueva amiga. Fernanda fue la primera en caer a los brazos de Morfeo, yo la seguí y caí dormido. Sin embargo Fabio pretendió estudiar como excusa, intuía que la noche aun no acababa y se sentó a vigilarnos cual gato. No pasó ni media hora antes que despertara, en parte por los ronquidos de Fernanda y otro poco por los movimientos nada suaves de la otra pareja. Parecía que Lucas y Cecilia habían viajado a un cuarto de hotel, ya que tapados con una extensa colcha despertaron su ímpetu sexual y se dejaron seducir uno a otro. Se escuchaban los jadeos, la bajada de cierres y los besos franceses. Fabio examinaba la situación desde la cocina y yo desde el palco de la misma sala. Después de un rato de incomodidad Fernanda se despertó por la misma razón y al parecer la situación la llevó, nos llevó, a la mera imitación. Los roces no se hicieron esperar. Los besos se hacían más fuertes y sentí un poco de pudor ante la obvia vista de Fabio. Nos aventuramos a una situación erótica inesperada. Fernanda jadeaba con mesura. Pretendía que no fuéramos descubiertos. La besé con pasión y su entrepierna pidió a gritos la ayuda de mi descuidada mano, la cual se paseó por esos lares. Lamentablemente la situación se volvió vergonzosa ante el sonido de los pasos de la escalera. Ambas parejas tuvimos que parar la morbosidad de la sala. Sentíamos el calor que emanaba de nuestros cuerpos. Fernanda sintió más pudor del que pudo soportar y me pidió que la acompañe a tomar un taxi. Sin embargo la otra pareja continúo después de un rato. Fabio y yo nos quedamos conversando de la sala riéndonos internamente ante esta situación bochornosa y no frecuente en mí.
-Te pasaste huevón. Pero está bien, yo te entiendo.
-No sé como comenzó todo esto.- alegué.

Al cabo de una hora aproximadamente tuve que retirarme, no por pudor, más bien por cansancio. Debía dormir. Lucas alegó lo mismo y nos fuimos a nuestras casas. Sin embargo la noche no había acabado. Para Fabio la no virginidad recién comenzaba. Algo entre Cecilia había pasado antes, la llama revivió.
“Consumió en menos de dos horas los que Lucas no pudo hacer en una noche, por pudor”